lunes, 15 de julio de 2013

LOIOLAETXEA

Durante estos meses de verano, os ofrecemos algunas entradas. Se trata de testimonios sobre algunas misiones que realizamos durante el curso. En esta ocasión, Borja comparte su experiencia en Loiolaetxea. Esperamos que os guste:

Nunca había entrado en contacto con el mundo de la prisión ni me sentía particularmente llamado a él cuando entré en el Noviciado. Con todo, había hecho Ejercicios en la vida ordinaria con un jesuita que acude con cierta frecuencia a la cárcel, y su testimonio y su cariño al hablar de la realidad que allí se encontraba me habían dejado huella.

Así, este curso he tenido la suerte de desarrollar una de mis dos pastorales en Loiolaetxea, una obra de la Compañía, aquí en San Sebastián, que busca ser hogar para quienes salen de prisión sin uno propio.

Los miércoles por la tarde he solido subir con una trabajadora de la casa a la cárcel de Martutene. Allí he conocido las historias de gente que acude a la reunión de grupo con nosotros. Personas concretas que me han mostrado claramente el rostro de Jesús, un Jesús que sufre, que carga con la cruz; he sentido allí cómo el Cristo doliente de la tercera semana de Ejercicios se encarnaba en ellos. Pero también he visto alegría por una buena noticia, por un trabajo, por un permiso durante el cual se han sentido queridos en Loiolaetxea. He rezado con y por sus desilusiones y resignaciones, sus esperanzas y sueños.


He podido, además, compartir ratos, mesa y charlas con la gente de la casa. He tenido la gracia de compartir la Eucaristía con parte de la gran familia que es Loiolaetxea, sintiéndome, desde el principio, acogido yo también.


Doy gracias a Dios por el trabajo que allí llevan a cabo 3 compañeros jesuitas y tantos colaboradores y voluntarios laicos. Le doy gracias porque me ha descolocado, me ha roto esquemas preconcebidos, me ha acercado a sus preferidos. Le doy gracias, sobre todo, porque el amor de Dios, que parecía esconderse en la prisión, aparece y se muestra en Loiolaetxea, por sus verdaderos efectos.

¡Feliz verano y nos vemos en septiembre!

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