Entorno al mediodía fuimos llegando los compañeros de Bilbao, San Sebastián, Durango, Loyola y Pamplona pero también aquellos que tuvieron que madrugar un poco más para venir desde Tudela o Javier. Tras la alegría por el reencuentro con aquellos que amigos que hacía tiempo que no veíamos pudimos agradecer en la Cena del Señor tanto bien recibido y pedirle que continúe bendiciendo a su Compañía y a cada uno de sus miembros en nuestras respectivas misiones.Tras la Eucaristía llegó el momento de la comida en la que se sucedían las anécdotas de ayer y de hoy. Es una suerte comprobar como jesuitas de distintas procedencias y generaciones se mantienen unidos en lo fundamental y comparten esa misma llamada profunda de servicio a Cristo. Y como buena comida fraternal no faltó lugar para la música y las canciones, lo que supuso el colofón a una gran jornada de confraternización y de agradecimiento al Padre.

Finalmente, con la alegría de sentirse miembro de un Cuerpo vivo que sigue trabajando por el Reino, fuimos regresando a nuestros respectivos hogares con el deseo de que llegue pronto el próximo encuentro.

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