Fue una ceremonia bonita y muy intensa en la que los votantes pudieron disfrutar de la compañía de sus familiares, amigos y compañeros jesuitas venidos de todos los puntos de la península. El punto algido fue cuando uno a uno, de rodillas ante la Eucaristía, fue pronunciando sus votos de perpetua castidad, pobreza y obediencia.
Más allá del cariño que nos une o de todo lo que hemos compartido con ellos, que siete jóvenes decidian comprometerse con Dios para siempre es una buena noticia. Que estos compañeros afirmen que quieren amar a toda la humanidad y se comprometan a servila para siempre es una gran noticia.
Desde aquí queremos darles la más sincera enhorabuena a nuetros compañeros y desearles lo mejor en sus nuevos destinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario