Os anunciábamos en la
anterior entrada que los novicios de primero y de segundo estábamos ultimando
las maletas para las experiencias de hospitales y de comunidades,
respectivamente. ¡Asombra pensar en lo rápido que ha transcurrido este mes y
medio! Ya estamos de vuelta en casa, llenos de la alegría de la Pascua, de la
ilusión del reencuentro y agradecidos por tantas nuevas amistades.
A lo largo de la Cuaresma
y de la Semana Santa, los novicios estuvimos viviendo y trabajando en los
siguientes destinos: Málaga (Carlos), Burgos (Alejandro), Betanzos (Alex), Las
Hurdes (Luis), Nador (Lucas) ―estos fueron
los destinos de hospitales― Valladolid (Javi), Oviedo (Alberto) y Sevilla
(Pedro) ―destinos de comunidades―.
Es difícil sintetizar en
pocas palabras los objetivos y aprendizajes de estas experiencias tan
diferentes a la vida ordinaria del Noviciado. San Ignacio hablará, en
referencia al mes de hospitales, de ayudar y servir "a todos enfermos y sanos". De alguna forma, procurar ayudar a
todos es lo que hemos hecho tanto los novicios de primero trabajando con
discapacitados como los de segundo inmersos en los diversos apostolados de la
Compañía. Estas experiencias son una oportunidad privilegiada de llevar a la
práctica la vida espiritual del Noviciado y de seguir confirmando que esta es
la vocación que el Señor sueña para nosotros.
Ha sido también una época
de ingeniárselas frente a situaciones totalmente novedosas y retos
desconcertantes. Las anécdotas surgidas siguen animando las conversaciones del
Noviciado. Nos sentimos todos muy agradecidos a las instituciones que nos han
acogido.
El regreso, además, ha
traído dos motivos añadidos para crecer en "unión de ánimos" con los de casa y con la Compañía universal. Curiosamente,
tantos como siete compañeros han cumplido años en los últimos dos meses, de
modo que hemos tenido celebración por todo lo alto. Por si fuera poco, esta ha
coincidido con la visita anual del P. Provincial al Noviciado.
Los cumpleañeros
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