El pasado 30 de septiembre
concluía la primera probación para nuestros compañeros de primero. Como os
informábamos entonces, la primera probación es el tiempo de aterrizaje en el
Noviciado, en que se empieza a conocer personalmente en qué consiste ser
novicio. Finalizada la primera probación, empieza la segunda que se alarga
durante los dos años de Noviciado. La formación prosigue extensamente una vez
hechos los votos, al terminar el Noviciado. Tan solo al ultimar la formación
vuelve a hablarse propiamente de un tiempo de probación, esta vez, la tercera
probación. Se trata de un periodo prolongado, de más de seis meses, en que los
tercerones (esto es, los compañeros que se encuentran en la tercera probación),
tienen la ocasión de volver con profundidad a las fuentes de la propia vocación
y de la Compañía a la que son llamados.
Como ha venido siendo costumbre,
los tercerones, acompañados por Timo (el instructor de tercera probación)
visitaron el Noviciado justo antes de empezar el mes de Ejercicios Espirituales
en Loyola. De este modo, los que estamos empezando y los que están concluyendo
la formación, compartimos un día que dio pie a conocernos y a estrechar
vínculos. La jornada empezó con una visita a San Sebastián, con algunos de sus
principales reclamos: la Concha, el Peine de los Vientos, el casco antiguo… La
belleza de esta ciudad no deja a nadie indiferente, por mucho que los que aquí
vivimos corramos el riesgo de acostumbrarnos a ella. Ya de vuelta en el
Noviciado, celebramos la Eucaristía presidida por Tachi. Después de la comida
festiva, compartimos una distendida sobremesa.
Salta a la vista que las procedencias
del grupo son diversas. Coincidimos representantes de países como Eslovaquia,
Chile, Benín, España, Uruguay, entre otros. También en los destinos en la
Compañía había diferencias notables, desde colegios, hasta universidades u
obras sociales. Y de fondo, un lenguaje común, que gustosamente vamos
adquiriendo desde la primera probación. ¡Muchas gracias por la visita!
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